Un tiempo de conversión, de camino. Tiempo
de reorientar nuestros pasos, renovar nuestra mirada. Tiempo para ajustar el
paso, tiempo de despertar el corazón, tiempo de quitar lo que no nos deja ser
libres para Amar a Dios y al prójimo.
Tiempo de realizar algún gesto sencillo que nos recuerde lo que queremos
vivir. Tiempo de preparación para la pascua. Una ocasión para tomar aliento,
adentrarse en el desierto –aun en medio de la vida- y revisar lo que uno está
haciendo.
Estamos llamados en este tiempo de Cuaresma a parar
un poco, a parar y reflexionar. A encontrarnos con Él en lo escondido, en lo
profundo, desde la sencillez del día a día. Llamados a que esa espiritualidad
se refleje en gestos humildes y transformadores con quienes más los necesitan.
El precio a pagar quizá sea alto: pensar en el
otro, dejar nuestro egoísmo a un lado, nuestra comodidad y movernos por los
demás, alzar la voz y nuestros actos ante las injusticias presentes en nuestro
entorno y en los países empobrecidos. Pero, la recompensa es grande: estaremos
contribuyendo en la construcción de un mundo mejor, solidario y humano. ¿Te
animas?
EXCELENTE REFLEXION PARA ESTE TIEMPO TAN IMPORTANTE PARA NOSOTROS LOS CATOLICOS, ¡ SIGAMOS LOS PASOS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO