Acércate a Belén.



Acércate a Belén a escuchar ese evangelio que se te anuncia también a ti, esa  buena y  gran noticia que cada ser humano puede repetir con asombro:  "Nos ha nacido un Salvador". Es Dios quien te lo dice, para que no lo dudes. Te lo dice y te da pruebas. 

Acércate a Belén a escuchar, para que esa música, que fue la banda sonora de la vida de Jesús, vaya haciéndose también la banda sonora de tu vida, y te dé alegría y paz, y te sepa llevar a donde fue él.

Acércate a Belén a dejarte querer, a aceptar que estén dirigidas también a ti las palabras que oyeron los pastores: "Paz a los hombres a quien ama el Señor". Siéntete envuelto en esa complacencia de Dios; experimenta la alegría de caerle bien, de ser objeto de su amor gratuito.


Acércate a Belén a recibir esa gran alegría que es para todo el pueblo: imagina tu vida como comunicación y contagio de ese gozo destinado a llegar a todos. Siente sobre ti la fuerza del Espíritu que te envía a dar la Buena Noticia a los pobres.

Acércate a Belén a mirar y a asombrarte, a transformar la imagen que tienes de Dios: "Dios es ese niño”. La comunicación de Dios “se ha hecho debilidad humana y ha plantado su tienda entre nosotros".

Acércate a Belén a tocar la debilidad de Dios, a experimentar cómo, en medio de un mundo tenso, hostil, cerrado, él hace presente su ternura, su accesibilidad total, en el cuerpo de un niño que se pone en nuestras manos.










4º domingo de Adviento


La historia de la Navidad.

La Navidad desde los ojos de los niños

Preparad el camino del Señor.


II Domingo de Adviento.



“Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”. Después de veinte siglos, el Papa Francisco nos está gritando el mismo mensaje a los cristianos: Abrid caminos a Dios, volved a Jesús, acoged el Evangelio."

Nos ponemos en camino.



Las cosas importantes en la vida no se improvisan. 

Prepara la navidad. ¡Comenzamos el Adviento!



Comenzamos el Adviento y con él nuestros deseos de ponernos nuevamente en marcha para recorrer este tiempo de espera y de esperanza de una manera nueva y apasionada. Que cada huella en este camino nos ayude a reconocer al Dios que se encarna en nuestro mundo, en nuestra realidad, en nuestro ser.

Que nos dejemos iluminar y lleguemos a lo profundo de cada uno. Que pongamos el corazón en juego y busquemos a Dios-con-nosotros.


¡FELIZ ADVIENTO!